jueves, 1 de septiembre de 2016

Rembrandt redescubierto

Comtemplar las obras de Rembrandt en el Hermitage ha supuesto la confirmación definitiva de mi admiración por este pintor, que ya admiré en la National Gallery de Londres y de Washington -y que aún no supe apreciar en Amsterdam. Subiendo por una de las famosas escalinatas del Hermitage, abriendo la sala del pintor nos emociona El hijo pródigo, una culminación del la historia del arte y de lo mejor de la cultura occidental. Pero también están los soberbios retratos del viejo judío, del viejo con jubón carmesí, Dánae... Tuve que volver el último día, cuando ya estaban a punto de cerrar. Nadie retrata como Rembrandt, nadie consigue esa densidad moral y pictórica.


Al salir compré un pequeño ensayo sobre su obra y hace unos días retomé la novela de Padura  Herejes, que aunque tiene como una parte importante la historia de un cuadro de Rembrandt, se demora demasiado en la Cuba previa y durante la revolución. Pero el capítulo 2 titulado El libro de elías gira en torno a los judíos y Rembrandt en Amsterdam. Es muy intensa y brillante la descripción que hace del cuadro Ronda de noche, y toda la trama en torno al cuadro que hace de hilo conductor de toda la novela.

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